EL SÍMBOLO como problema. El ser humano más encantador del mundo no puede influir más allá de las 400 personas que le rodean: para superar ese círculo y dominar multitudes o vastos espacios geográficos necesita crear símbolos/vínculos artificiales que unan a personas que no imaginaban que estuvieran unidas. No es casual que los símbolos escogidos más comunes hayan sido el águila, el cóndor, el lobo, el oso, el tigre o el león, símbolos de fuerza y majestad que revelan su vocación agresiva, el tú-eres-esto-y-por-tanto-tienes-que-hacer-esto. No se elige para dominar un dedal, un gorrión, una margarita: raro que cree un símbolo vinculante sin intención depredadora. Ese símbolo ansía convertirse en sentido común, un sentido común de borrachos para el que nos necesita a todos borrachos... ⇒¡y pobre de ti si aún continúas sobria!!