AFIRMAN LAS ramas centrales de la filosofĂa que quienes no saben controlar sus pasiones son seres dĂ©biles, pero la verdad es justo la contraria: a) que solo controlan sus pasiones quienes carecen de ellas, b) que la pasiĂłn es sĂntoma de energĂa, y c) que la apasionada siempre ha sido perseguida porque es una persona creadora y cambiante, con una sobrevida que puede volverse peligrosa, pues amenaza con desordenar los rebaños.