solo que de niño me tragué un barco
y todavĂa escucho en mi vientre
los alaridos de los marineros;
solo que de joven
me besĂł una mujer-salamandra
y aĂşn conservo en la frente
las cenizas de sus labios;
pero no me pasa nada, os juro
que no me pasa nada,
a lo sumo una leve herida en la ceja,
a lo sumo un temblor en el radio
que se irá enseguida porque
soy un hombre fuerte, sin duda
soy un hombre sĂłlido, sin duda
no soy de esa clase de hombres
solos
tristes
torpes
frágiles
llorosos
y cobardes
¿no?